lunes, 8 de julio de 2013



EL IMPORTANTE FENÓMENO DE LA EDUCACIÓN

El mundo se presenta como una parte del universo que se caracteriza por su complejidad, diversidad y constante cambio. En este mundo natural y artificial viven los hombres y las mujeres, únicos seres capaces de educarse, formarse y transformarse, desde el mismo momento de su nacimiento hasta su muerte. Todos están inmersos en un proceso de mejoramiento intencional e integral orientado al logro de la autorrealización. Por lo tanto la educación es un proceso integral, dinámico y permanente que acontece en el hombre y en la mujer en interacción con el medio, optimizando sus capacidades y posibilidades para lograr la formación de una persona autónoma e integrada activamente al ambiente humano, entendido éste como natural, cultural y social en un planeta compartido.
En la sociedad actual es necesario pensar cuales deben ser las bases de la educación para que las personas puedan enfrentar el incremento del conocimiento, el surgimiento de las nuevas tecnologías, la diversidad en el modo de pensar y actuar de los millones de personas que habitan el planeta y, de acuerdo con esto, el nuevo posicionamiento que se requiere para desempeñarse, desenvolverse y tomar decisiones fundamentadas en un contexto cada vez más cambiante.
Por estas razones, la educación debe organizarse en función de una serie de aprendizajes fundamentales para la vida de cada persona, que son denominados los pilares del conocimiento porque construyen los basamentos del aprendizaje a lo largo de la vida.
Ellos son aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.
Estos niveles se encuentran íntimamente relacionados y convergen en el principio de “aprender a  aprender”. El mismo se refiere a que la persona debe estar preparada, abierta y tener plasticidad para adecuarse a las nuevas situaciones y desafíos que se le presentan y así adaptarse a las exigencias sociales, producto de los cambios constantes. De esta manera todos están en condiciones de aprovechar las distintas ocasiones e instancias de aprendizaje.
Es decir, la educación debe llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades y capacidades de acuerdo a sus potencialidades, lo cual supone trascender una visión puramente instrumental de la educación, percibida  como la vía obligada para obtener determinados resultados, para considerar su función en toda su plenitud, o sea, la realización de la persona que aprende a ser.
Si bien cada uno de estos aprendizajes o como comúnmente se los conoce los cuatro pilares de la educación se interrelacionan, cada uno persigue objetivos diferentes, por lo cual son abordados de manera particular.
El Aprender a Conocer tiene como objetivo primordial afianzar en cada persona los instrumentos del saber que son aquellos contenidos y herramientas que le posibiliten acercarse al objeto de conocimiento.
Este aprendizaje puede ser considerado de dos formas como medio que le permite a cada persona comprender el mundo que lo circunda, desarrollando sus capacidades profesionales y comunicándose con los demás y como finalidad porque el fin en sí mismo es la búsqueda incesante de conocimientos como herramienta necesaria para el desarrollo personal.  Se orienta a la adquisición de los instrumentos mismos del saber porque supone ejercitar la atención, la memoria y el pensamiento.
            La atención permite focalizar el objeto de conocimiento para su apropiación. El ejercicio de la memoria requiere de una actitud selectiva de los datos que se aprenden, cultivando una memoria asociada en desmedro de una mecánica. Todas las personas poseen dos sistemas de memoria una memoria de trabajo o a corto plazo y una memoria permanente o a largo plazo. El ejercicio del pensamiento se articula entre lo concreto y lo abstracto.
El Aprender a Hacer está estrictamente vinculado con el aprender a conocer. Se relaciona con la formación profesional, implica no sólo al hombre y a la mujer para que puedan poner en práctica sus conocimientos sino también se encamina a que puedan adaptarse al futuro mercado laboral con las herramientas que adquieren.
Una vez que la persona se acerca al conocimiento y domina los instrumentos del saber está en condiciones de accionar y de influir en el mundo, modificándolo y poniendo en práctica lo aprendido. Este pilar se vincula con la adquisición de competencias.
El Aprender a Vivir Juntos conduce a la persona hacia el descubrimiento gradual del otro y tiende a la consecución de objetivos y proyectos comunes que integran a las diversas comunidades.
La educación tiene la misión de concientizar a las personas la diversidad existente entre las mismas, más allá de la cultura a la que pertenecen. No cabe duda que el descubrimiento del otro se inicia con el descubrimiento de uno mismo.
Este aprendizaje forma a las personas para comprender al otro y buscar acuerdos que permitan un crecimiento mutuo. Nadie nace siendo tolerantes, respetuosos y solidarios, estas actitudes fundamentales para la convivencia se enseñan y se aprenden.
El Aprender a Ser apunta fundamentalmente a la formación de la persona autónoma, crítica, con capacidad de juicio y discernimiento. La autonomía no es una condición que se adquiere con la edad o con el paso del tiempo sino que requiere de un aprendizaje y de un ejercicio constante.
Por medio de la educación la persona puede desarrollar su libertad de pensamiento, de juicio crítico, de sentimientos y de imaginación, lo cual le permite realizarse plenamente.
Este aprendizaje implica el autoconocimiento y la autorrealización del hombre y la mujer, lo que les permite interactuar con otros y comunicarse. Se afianza la singularidad de cada persona y facilita el desarrollo pleno de las potencialidades para involucrarse y comprometerse con el verdadero desarrollo humano.
Estos pilares contribuyen a la concepción de la educación para toda la vida.

                                                  Prof. Lic. INÉS BOLAÑOS

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